La obra de la semana es Santiago Pelegrino, una escultura de un artista catalán anónimo tallada en la segunda mitad del siglo XVI. ¡Con esta pieza os queremos desear una muy buena fiesta de Santiago!
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La obra de la semana es Santiago Pelegrino, una escultura de un artista catalán anónimo tallada en la segunda mitad del siglo XVI. ¡Con esta pieza os queremos desear una muy buena fiesta de Santiago!
Santiago, un pescador hijo de de Zebedeo y de Maria Salomé, fue uno de los doce apóstoles de Jesús, los discípulos más fieles de Cristo. Es citado habitualmente con el sobrenombre de Santiago el Mayor para diferenciarlo del otro apóstol con el mismo nombre, Santiago hijo de Alfeo y hermano de Judas Tadeo, conocido como el Menor. Según los evangelios, Santiago el Mayor fue junto a Jesús en algunos de los momentos más importantes de su vida, como en la resurrección de la hija de Zaire, durante la Transfiguración o en la oración en el huerto de Getsemaní, antes de ser traicionado por Judas Iscariote. El libro de los Hechos de los Apóstoles explica que murió decapitado en Jerusalén por orden de Herodes I Agripa, convirtiéndose en uno de los primeros mártires del Cristianismo.
Según una antigua tradición, Santiago habría visitado y evangelizado las tierras de Hispania y, después de ser ejecutado, sus despojos habrían sido transportadas milagrosamente por mar hasta las costas de Galicia, desde dónde habría sido trasladado hasta Santiago de Compostela, donde se considera que fue enterrado. La redescubierta de la sepultura en 829 comenzó un culto muy intenso a sus reliquias que se extendió en todo Europa e hizo nacer la ruta de peregrinaje conocida como el Camino de Santiago, una de las más importantes de la edad media.
La relevancia y popularidad del Camino de Santiago ha acabado influyendo en la imagen y la iconografía de este santo. Así, Santiago el Mayor puede aparecer representado habitualmente de tres maneras: como apóstol de Jesús, como caballero o como peregrino. En este último caso, se le representa vestido como uno de los devotos que hacían la ruta para ir a visitar sus reliquias. Esta sería la iconografía que sigue la escultura que presentamos hoy.
El santo, de pie y con el pie derecho ligeramente avanzado, va vestido con una túnica sobre la cual lleva una capa de viaje. Lo que más llama la atención de su vestimenta, pero, es el gran sombrero de ala ancha que le cubre el jefe, y que aparece decorado con los símbolos habituales del peregrinaje en Galicia: una gran concha en el centro y dos pares de pequeños bastones o bordones dispuestos en cruz y situados a ambos lados. El zurrón, el rosario y el bordón, un bastón largo que facilitaba a los devotos sus largas caminatas hasta Santiago de Compostela, completan los atributos de peregrino de este imponente Santiago. En la mano izquierda, el Mayor también lleva un libro, que es uno de los símbolos habituales de los apóstoles. El volumen, pero, aparece decorado aquí también con cuatro conchas, que es el atributo más propio y genuino de Santiago lo Mayor y el emblema principal de su camino encara hoy en día.
Esta escultura monumental, de más de dos metros de altura, presidía el portal de entrada del antiguo monasterio barcelonés de Santa Maria de Junqueras, que se encontraba al extremo superior del actual vía Laietana. Este conjunto monástico fue requisado y convertido en hospital militar en 1820. Un tiempo más tarde, el 1843, la estatua de Santiago fue cedida por el Ayuntamiento de Barcelona a la Academia de Buenas Letras, de donde pasó al Museo Provincial de Antigüedades y después al Museo Nacional. El monasterio se desmontó a finales del siglo XIX y fue trasladado piedra a piedra en la calle de Aragón del nuevo Eixample de Barcelona, donde se convirtió en la nueva parroquia de la Concepción.
La estatua de Santiago el Mayor presidía el portal de Junqueras porque este apóstol era el patrón de la orden de las Monjas Comendadoras de Santiago, la rama femenina de la orden militar castellana de Santiago de la Espada. Esta comunidad se estableció en Barcelona en 1293, momento en que se empezó a construir el monasterio, pero la escultura que presidía la entrada es más tardía y ha sido datada entre 1550 y 1610. Según el historiador Joan Bosch, que la ha estudiado, se trata de una escultura de factura discreta realizada por un artista muy retardatario que sigue todavía modelos tardogóticos y está muy alejado del espíritu renovador del Renacimiento. Así, Bosch critica la excesiva frontalidad y rigidez, el canon corto del cuerpo y el ocultamiento total de la anatomía del personaje bajo el peso y el volumen de las ropas.
A pesar de ser una obra convencional y poco arriesgada, la estatua es remarcable porque es una de las pocas esculturas monumentales que nos han llegado de la Barcelona de la época. Originalmente estaba policromada, una decoración que hacía la imagen todavía más efectista e impactante de lo que todavía es ahora gracias a sus notables dimensiones.
Más información de la obra, aquí.
Martí Casas i Payàs (@tinet2puntzero)
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